¿Debo hacer estimulación temprana con mi bebé?

 

Muchos padres y madres nos preguntan constantemente por servicios de estimulación temprana. Mamás y papás preocupados porque su bebe de 7 meses aun no gatea o que quisieran que su pequeño de 11 meses ya empiece a dar sus primeros pasos, como lo hace el sobrino y el hijo del compañero de la oficina.  Con la mejor intención de convertir a la bendición en un bebe muy despierto y adelantado para su edad, buscan programas de estimulación temprana (ET) que los ayuden a conseguir su objetivo. ¿Se te hace conocido?

Empecemos aclarando qué es la estimulación temprana (ET) y cómo así llega a ser tan popular en nuestra sociedad. La ET son un conjunto de técnicas de rehabilitación que se empezaron a aplicar hace varios años a niños con parálisis cerebral, dificultades de aprendizaje, síndrome de Down, autismo, entre otros. El progreso en estos niños fue tan notorio, que los especialistas rápidamente decidieron usar las mismas técnicas con niños sin esas condiciones médicas con el objetivo de «convertirlos en niños superdotados».

Sin embargo, debemos saber que las ventajas de la ET no han podido ser demostradas en niños cuyo desarrollo está dentro o por encima del estándar. Es decir, si tu peque no tiene ningún diagnóstico médico que amerite tener terapias físicas o de ET, no está demostrado que las mismas vayan a ser beneficiosas . Por el contrario, corremos el riesgo de sobreestimular al bebe innecesariamente y ocasionarle ansiedad esperando que haga algo para lo que aun no está preparado. Esto sin contar la incomodidad que le provoca ser colocado en posiciones para las que todavía no está listo y el sentido de dependencia que empieza a internalizar, pues no descubre el movimiento y postura por él mismo, si no que éstas le son enseñadas por un adulto; en buena cuenta, no son los objetivos del bebe, si no los de su cuidador. Esto también puede generar ansiedad y frustración en los padres porque el bebe/niño no siempre lograra cubrir las expectativas en el tiempo que supuestamente “debería” hacerlo.


Por estas razones, desde este espacio, siempre recomendamos no adelantar los procesos naturales de los niños. Recuerda: Antes no es mejor. Tu hijo logrará sentarse/gatear/caminar/hablar, etc. (es genético!), pero a su propio ritmo, no al tuyo. En un siguiente post hablaremos sobre la propuesta del movimiento libre y cómo nuestro hijo/hija se puede beneficiar si lo practicamos.

Carmen Solís

 

*Imagen extraída de internet.

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