Oímos habar sobre la crianza con apego y nos surgen muchas interrogantes: ¿Qué es apego? ¿Hay tipos de apego? ¿Estaremos criando a nuestro hijo promoviendo un apego seguro? ¿Qué debo tener en cuenta? Si te resuenan algunas de estas preguntas, te invitamos a seguir leyendo este post.
El apego es el lazo afectivo fuerte, perdurable y recíproco que une al bebe/niño con las personas que se encargan de cubrir sus necesidades (físicas y emocionales) y se consolida a través de los dos primeros años de vida. Muchos estudios demuestran este vínculo de confianza es indispensable para el buen desarrollo de la personalidad. Si el niño no es atendido cuando lo necesita desencadenará a futuro problemas como baja autoestima, falta de seguridad o sensación de que el entorno es hostil.
Tipos de apego:
1.- Apego seguro: Los niños con apego seguro son niños más felices, sus padres han sabido satisfacer sus necesidades en las diferentes etapas, haciéndoles sentir queridos e integrados en el sistema familiar, a través de la empatía, la disponibilidad y la sensibilidad. El bebe crece como digno de ser amado, con una autoestima positiva, confianza en sus habilidades y en su valía, así como facilidad para comunicar sus estados emocionales. Desde este tipo de apego, el mundo es percibido como un lugar seguro y confiable. Los niños que han tenido un apego de tipo seguro, en su vida adulta, tienden a ser personas emocionalmente más estables y coherentes. Confían en sí mismos y en los otros, acostumbran a establecer vínculos de apego profundos, y en general, a relacionarse con naturalidad, haciendo uso de la empatía e interpretando las experiencias y las acciones de los otros, desde una manera optimista.
2.- Apego inseguro. Los niños con un apego inseguro han vivenciado sus relaciones con los otros con insatisfacción, ya fuera por haberse sentido ignorados o porque aun habiéndoselos tenido en cuenta, sus cuidadores han adoptado pautas educativas inconsistentes. Sus historias de apego, les han llevado a concluir que en la interacción con el otro, uno obtiene más dolor que beneficio, esto se traduce en la representación del mundo como poco confiable y predecible. En la adultez, acostumbran a ser personas con un bajo concepto de sí mismo, que esperan poco de la vida, y que en la interacción con los otros, inicialmente, se muestran reticentes y desconfíados. Dentro del apego inseguro pueden distinguirse 3 sub tipos:
- Evitativo: niños que no lloran ni dan muestras claras de disgusto ante la ausencia de la madre. Y a su regreso, evitan la proximidad con ella y ocultan sus sentimientos de malestar y de necesidad, previendo que no le van a ser satisfechos.
- Ambivalente: niños en quienes coexisten sentimientos ambivalentes, por un lado, buscan el consuelo materno a su regreso, pero al mismo tiempo, sienten un dolor tan profundo que manifiestan a través de la rabia y que les convierte en niños sumamente irritables y muy difíciles de consolar.
- Desorganizado: Son niños traumatizados desde edades muy tempranas. Oscilan entre la angustia, la búsqueda de respuesta emocional en su madre, el enfado, la evitación y el alejamiento. Perciben a sus padres como figuras atemorizantes e impredecibles, ya que éstos, adoptan estrategias de cuidado totalmente incoherentes.
De lo dicho anteriormente, queda claro que criar promoviendo un apego seguro en nuestros hijos es de gran importancia para su salud mental a futuro. ¿Qué debemos tener en cuenta para hacerlo? Te lo contamos en un siguiente post.
Carmen Solís
*Imagen extraída de internet